Camino en construcción
Lectura: Jeremías 31:31-34
Pero ahora estamos libres de la ley, […] de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu… —Romanos 7:6
Pero ahora estamos libres de la ley, […] de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu… —Romanos 7:6
En Michigan,
donde vivo, bromeamos diciendo que tenemos dos temporadas: el invierno y la construcción
de caminos. Los duros inviernos dañan las carreteras, así que los equipos de
reparación empiezan a trabajar en cuanto el hielo se derrite y el terreno se
descongela. Aunque lo llamamos «construcción», gran parte de lo que hacen
parece una «destrucción». En algunos casos, solo tapar agujeros no basta; hay
que reemplazar el camino viejo por otro nuevo.
Cuando el
Señor obra en nuestra vida, puede experimentarse algo similar. En el Antiguo
Testamento, Dios le dijo a su pueblo que esperara renovaciones importantes en
el camino entre ambos (Isaías 62:10-11; Jeremías 31:31). Cuando envió a su
Hijo, los judíos pensaron que se destruía el camino hacia Él. Sin embargo,
Jesucristo no estaba destruyendo nada, sino completándolo (Mateo 5:17). El
camino antiguo asfaltado de leyes se convirtió en uno nuevo pavimentado con el
amor sacrificial de Cristo.
Dios sigue en
la obra de reemplazar los antiguos caminos del pecado y el legalismo con el
sendero de amor que Jesús completó. Cuando Él quita nuestras antiguas formas de
pensar y comportarnos, tal vez parezca que está destruyendo todo lo conocido,
pero no es así, sino que está construyendo un camino mejor. Y podemos
confiar en que el resultado final será relaciones interpersonales más
armoniosas con los demás y una comunión más íntima con Él.
—JAL
Un trastorno suele preceder al progreso espiritual.
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