Lectura: 1 Corintios
12:12-27
Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. —1 Corintios 12:14
Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. —1 Corintios 12:14
La mayor
parte de las regiones del mundo conoce el fenómeno asombroso de la nieve. Los
copos de nieve son cristales de hielos hermosos y singularmente elaborados. Por
sí solos, son frágiles y se derriten rápidamente si nos caen en la mano. Sin
embargo, agrupados, generan una solidez considerable. Pueden inmovilizar
grandes ciudades y, al mismo tiempo, crear paisajes maravillosos con árboles
cubiertos de nieve, cuyas fotografías decoran calendarios y se convierten en
motivos de obras de arte. Brindan placer en las laderas para esquiar, y alegría
a los niños cuando hacen muñecos de nieve y bolas para arrojarse unos a otros.
Todo porque los copos se mantienen unidos.
Lo mismo
sucede con los que seguimos a Cristo. Cada uno ha sido exclusivamente dotado
con capacidades para colaborar en la obra de Dios. La intención nunca fue que
viviéramos aislados, sino que trabajáramos juntos para convertirnos en una gran
fuerza para Dios y el progreso de su causa. Pablo nos lo recuerda diciendo que
el cuerpo de Cristo «no es un solo miembro, sino muchos» (1 Corintios 12:14).
Todos debemos usar nuestros dones para servirnos mutuamente, de modo que, juntos,
podamos marcar una diferencia significativa en el mundo.
Pon tus dones
a trabajar, coopera alegremente con los talentos de quienes te rodean ¡y deja
que el Espíritu te utilice para su gloria!
—JMS
Podemos lograr más juntos que solos.
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