Pensamientos amenazantes
Lectura: Salmo 59
… has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia. —Salmo 59:16
… has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia. —Salmo 59:16
Hace muchos años,
mi padre y yo hicimos una excursión por lo que actualmente es el Parque
Nacional Big Bend, en Texas, Estados Unidos. En aquellos días, era solo un
terreno escabroso.
Una noche, mientras
extendíamos nuestras bolsas de dormir, una pareja con su perro nos preguntó si podía
acampar cerca. Aceptamos con agrado la compañía y nos acostamos. Ellos ataron
el perro a una estaca junto a su tienda.
Unas horas después,
mi padre me despertó y encendió su linterna. Con la luz, pudimos ver varios
pares de ojos amarillos espiando entre las sombras. Un grupo de coyotes que
gruñían y mostraban los dientes estaban rodeando al perro. Aunque los
espantamos y nuestros vecinos metieron el perro en la tienda, nos despertamos a
cada rato.
Pienso en aquella
noche cuando leo el Salmo 59 y veo la frase que, casi idéntica, David
repite dos veces: «Volverán a la tarde, ladrarán como perros…» (vv. 6,
14). Pensaba en el ejército de Saúl que estaba acercándose. No obstante, a mí
me trae a la mente los pensamientos que regresan amenazantes, en la noche,
gruñendo y mostrando los dientes: «eres un estúpido», «un fracasado», «un
inútil», «nadie te necesita».
Cuando esto suceda,
podemos deleitarnos en el amor incondicional e infinito de Dios. Su inalterable
fidelidad es nuestro refugio en la noche oscura de la duda y el temor
(v. 16).
—DHR
Saber que Dios nos ama disipa toda duda.
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